Acerca de su gato
Los gatos domésticos, sea cual sea su raza, son todos mamíferos felinos de una misma especie (Felis silvestris catus). Los antguos egipcios habrían sido los primeros en domesticar gatos, hace ya 4.000 años.
El gato es un animal independiente, a diferencia de los perros, y aceptará sus caricias sólo cuando les apetezca, pero exigirá la atención del duaño cuando él quiera ya que su naturaleza es juguetona y muy curiosa. Hay que respetar el espacio vital del gato y no agobiarle cuando no quiere ser acariciado o cogido en brazos. A pesar de esto, elige pasar la mayor parte de su tiempo junto a nosotros.
Limpio, les gusta mantener su cuerpo y entorno limpios, por ello el gato dedica mucho tiempo en lamerse y acicalarse para conservar su pelaje sin suciedad. Utilizan la bandeja higiénica para hacer sus deposiciones y rechazan dormir o comer en lugares malolientes y sucios.
Territorial y un cazador crepuscular. Lo que vemos como juego, para los gatos es el entrenamiento para capturar sus presas, ya que poseen una vista y un oido muy agudos. No obstante el gato se aclimata a los hábitos humanos y más si se tiene en cuenta que en el ámbito doméstico no necesita cazar por la noche para comer.
Los gatos pueden dormir 12 horas diarias e incluso más, pero durante ese tiempo hay muchos momentos en los que dormita y se mantiene atento a lo que ocurre a su alrededor.


Los gatos se comunican marcando árboles, postes o muebles con sus uñas o con su orina. Dejar su rastro es el modo que tienen de informar a otros del alcance de su territorio. Su repertorio vocal va desde el ronroneo hasta el chillido.
Desde el mes a los dos meses de edad pasan por una fase de aprendizaje muy importante (el autocontrol y la intensidad de la mordida) mediante juegos con sus hermanos y su madre, por eso es muy importante que el gato viva con su familia hasta los dos meses y medio de edad o con otros gatos que le enseñen. Si el gatito no pasa esa edad con otros gatos, y lo hace con personas, debemos intentar procurarle esa enseñanza.Si en esta fase, jugamos a que nos muerda las manos o los pies, le estaremos enseñando dos cosas: que nuestro cuerpo es una presa (no olvidemos que el gato es un animal cazador), y que puede morder y arañar todo lo que quiera (ya que siendo pequeño el gatito apenas hace daño).
Si la educación no ha sido la adecuada, cuando sea un gato adulto no tendrá autocontrol ninguno. Se comunicará de forma agresiva con nosotros para cualquier cosa. Se convierten en gatos que se abalanzan sobre nosotros y muerden fuerte. Todos estos comportamientos inadecuados suelen estar derivados de una mala enseñanza, o porque le han faltado este aprendizaje en la edad adecuada.
Si nos muerde, no debemos mover la mano o pie (si la presa se mueve, él muerde más fuerte) y debemos chillar, demostrándole que nos está haciendo daño. El chillido debe ser agudo, como el que haría él si un hermano le muerde.
Cuando nos suelte debemos retirar la mano o el pie tranquilamente y desviar su atención en otro tipo de juego.
Hay que enseñar al gato a jugar con juguetes sobretodo los de cuerda larga o caña de pescar, con los que el gato no pueda acceder a nuestras manos mientras jugamos con él. Un gato pequeño y hasta que es adulto necesita mucha actividad.
Los gatos se comunican marcando árboles, postes o muebles con sus uñas o con su orina. Dejar su rastro es el modo que tienen de informar a otros del alcance de su territorio. Su repertorio vocal va desde el ronroneo hasta el chillido.
Desde el mes a los dos meses de edad pasan por una fase de aprendizaje muy importante (el autocontrol y la intensidad de la mordida) mediante juegos con sus hermanos y su madre, por eso es muy importante que el gato viva con su familia hasta los dos meses y medio de edad o con otros gatos que le enseñen. Si el gatito no pasa esa edad con otros gatos, y lo hace con personas, debemos intentar procurarle esa enseñanza.Si en esta fase, jugamos a que nos muerda las manos o los pies, le estaremos enseñando dos cosas: que nuestro cuerpo es una presa (no olvidemos que el gato es un animal cazador), y que puede morder y arañar todo lo que quiera (ya que siendo pequeño el gatito apenas hace daño).
Si la educación no ha sido la adecuada, cuando sea un gato adulto no tendrá autocontrol ninguno. Se comunicará de forma agresiva con nosotros para cualquier cosa. Se convierten en gatos que se abalanzan sobre nosotros y muerden fuerte. Todos estos comportamientos inadecuados suelen estar derivados de una mala enseñanza, o porque le han faltado este aprendizaje en la edad adecuada.
Si nos muerde, no debemos mover la mano o pie (si la presa se mueve, él muerde más fuerte) y debemos chillar, demostrándole que nos está haciendo daño. El chillido debe ser agudo, como el que haría él si un hermano le muerde.
Cuando nos suelte debemos retirar la mano o el pie tranquilamente y desviar su atención en otro tipo de juego.


Hay que enseñar al gato a jugar con juguetes sobretodo los de cuerda larga o caña de pescar, con los que el gato no pueda acceder a nuestras manos mientras jugamos con él. Un gato pequeño y hasta que es adulto necesita mucha actividad.
Los gatos llaman la atención de sus amos maullando. Existen varios tipos de maullido: Para llamar la atención de la madre, del amo, para delimitar un territorio frente a otro gato, o para llamar a una hembra para emparejarse.
Lenguaje corporal del gato
Es la forma que tiene de comunicar su estado de ánimo
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